Cerca de un año después de su última visita a los Países Bajos, Noel Gallagher volvía al Heineken Music Hall de Amsterdam como parte de la gira europea de presentación de su segundo álbum en solitario, Chasing Yesterday. Los encargados de abrir la noche fueron los americanos Augustines, también a punto de lanzar su esperado segundo trabajo, y durante cerca de 30 minutos ofrecieron un show demasiado frío pese a los esfuerzos de su líder Billy McCarthy por conectar con el público, en el que no quedó claro su estilo, que por momentos recuerda a Editors, U2, Kings of Leon o incluso Biffy Clyro, y en el que el exceso de volumen de la caja en la batería lastró su sonido. De todas maneras, sus últimos 10 minutos fueron más que decentes al concatenar dos de sus mejores temas, su reciente single «Are We Alive?» y su mayor hit «Walkabout«, con los que dejaron un buen sabor de boca pese a los problemas iniciales y demostraron un sonido como trio que ya querrían muchas bandas con más integrantes.
El gran protagonista de la noche aparecía sobre el escenario con su ya típica cazadora de piel bajo los acordes de «Shoot a Hole Into the Sun«, para inmediatamente empezar con uno de los mejores temas de su disco de debut, «Everybody’s on the Run«. La concatenación de los temas más guitarreros de su último disco como «Lock All the Doors» y «In the Heat of the Moment» animó a un público que enloqueció cuando la primera canción de Oasis en el setlist, «Talk Tonight» hizo presencia, pero que también se desinfló rápidamente cuando los temas más calmados de su repertorio, como «The Death Of You And Me» o «You Know We Can’t Go Back«, sonaron. Quizás por ello, y en una sabia decisión del de Manchester, el resto del setlist se convertiría en un intercambio de temas propios con los de la banda que le dio la fama, permitiéndonos disfrutar en directo de éxitos de los 90 como «Champange Supernova«, «Sad Song» o «D’Yer Wanna Be a Spaceman?» junto las más recientes «Ballad Of The Mighty I» o «The Mexican«.
Poco a poco, el show fue creciendo en lo meramente musical, gracias sobre todo al buen nivel a la voz el propio Noel y a los excelentes solos de guitarra de Tim Smith, qué destacaría especialmente en «Half the World Away» y «If I Had a Gun…«. Pero lo mejor estaba todavía por llegar con cerca de 30 minutos de auténtico éxtasis; primero con «Digsy’s Dinner» y «The Masterplan«, y posteriormente con unos bises que arrancaron con los instrumentos de viento de «(I Wanna Live in a Dream in My) Record Machine«. Con el público rendido a sus pies, un mesiánico karaoke de 5000 personas en «Wonderwall» fue el punto álgido del show, aunque con «AKA… What a Life!» inmediatamente después se mantuvo el ambiente, para cerrar el concierto con otro himno generacional como «Don’t Look Back in Anger«. Por lo tanto, notable show del mancuniano, con más ritmo y cohesión del que le vimos el pasado verano y con un Noel en mucho mejor forma, interactuando constantemente con el público e incluso reaccionando de manera bromista ante el lanzamiento al escenario de una bufanda del Manchester United.. ¡No queremos ni imaginar lo que hubiese pasado en los buenos tiempos de Oasis con una situación similar!
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